quarta-feira, 26 de março de 2008

Ante la vida...


No hay lugar en que nos veamos sin algún beneficio a prestar o alguna cosa a hacer.
Sea cual sea la circunstancia del camino, ah! encontramos la ocasión precisa para realizar lo mejor.
Por eso mismo, el tiempo es el prodigioso indicador, abriéndonos situaciones inesperadas para el don de comprender y de auxiliar.
Aun en los caminos más obscuros de la prueba o de la aflicción, somos enfrentados con ocasiones valiosas de renovación y progreso.
Si te ves delante de rutinas deterioradas, aunque la rotina sea bendita escuela de formación espiritual, es necesario reflexiones en las posibilidades nuevas que se te muestran en la existencia.
Si obstáculos te surgen, amontonados en la senda, reconsidera las propias actitudes y observa que habrá llegado el instante para mayor aprovechamiento de tos recursos, en los dominios de la expresión de ti mismo, ante a mies del mundo.
Imagina lo que sería la experiencia en la Tierra sin la ley de cambios.
Si la simiente no fuese lanzada a la soledad, en el seno de la tierra, y si los árboles no renunciasen a la posesión de los propios frutos, imposible sería pretender la vida planetaria. Si la infancia no marchase hacia la juventud y si la juventud no se dirigiese hacia la madurez, la evolución humana resultaría impracticable.
Cuando te reconozcas al borde del desespero o del desanimo, yérguete sobre los motivos de tristeza o desaliento y contempla [os cuadros de la naturaleza en torno. Nuevos minutos se despenan dei corazón de las horas en tu beneficio, decenas y centenas de criaturas aparecen por todos los flancos, dirigiendotes sonrisa de esperanza, tareas mútiples te piden devoción y los días siempre renovados te apuntan al Cielo, de horizonte a horizonte, siendo como inmensa puerta liberadora, a través de la cual, en cada mañana la Sabiduría de[ Señor te invita sin palabras a recomenzar y progresar, a trabajar y vivir.
Libro: Manos Unidas

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