El trabajo será siempre el prodigio de la vida, creando comodidades y progreso, alegría y renovación.
Si la dificultad te visita, elige en él el apoyo en que te sustentes y sorprenderás inmediatamente la necesaria liberación.
Cuando la neblina de la tristeza te envuelva en melancolía, procura en él el clima en que te acojas y te observarás, bajo una nueva claridad de coraje y esperanza.
Ante la amargura que te persiga, a la vista de ofensas con las que absolutamente no contabas, utilízalo como remedio saludable y obtendrás, en poco tiempo, la bendición de la comprensión y la tranquilidad del olvido.
Debajo de la omisión que te hiera, refúgiate en él y recuperarás sin demora el lugar que el mérito te designa.
Frente a las injurias que te maltraten el corazón, insiste en él y, con la bendición de las horas, olvidarás el escarnio y la persecución, colocándote en el rumbo cierto de la verdadera felicidad.
Frente al dolor de los propios errores cometidos, persevera con él en lo cotidiano y, en poco tiempo, lograrás serenidad y restauración.
En los momentos claros de la senda, trabaja y atesorarás más luz en el camino.
En los instantes oscuros, trabaja y disolverás cualquier sombra, descubriendo la senda que el Señor te dió para trillar.
Todo lo que el hombre posee de útil y bello, grande y sublime, se debe al trabajo, con el que se le engrandece la presencia en el mundo.
Haya, pues, lo que hubiere, se amplíen los obstáculos, se agiganten los problemas, se intensifiquen las luchas o se agraven las pruebas, trabaja siempre en el bien de todos, porque, trabajando en la mies del Bien, puedes conservar la certeza de que Dios te sustentará.
Si la dificultad te visita, elige en él el apoyo en que te sustentes y sorprenderás inmediatamente la necesaria liberación.
Cuando la neblina de la tristeza te envuelva en melancolía, procura en él el clima en que te acojas y te observarás, bajo una nueva claridad de coraje y esperanza.
Ante la amargura que te persiga, a la vista de ofensas con las que absolutamente no contabas, utilízalo como remedio saludable y obtendrás, en poco tiempo, la bendición de la comprensión y la tranquilidad del olvido.
Debajo de la omisión que te hiera, refúgiate en él y recuperarás sin demora el lugar que el mérito te designa.
Frente a las injurias que te maltraten el corazón, insiste en él y, con la bendición de las horas, olvidarás el escarnio y la persecución, colocándote en el rumbo cierto de la verdadera felicidad.
Frente al dolor de los propios errores cometidos, persevera con él en lo cotidiano y, en poco tiempo, lograrás serenidad y restauración.
En los momentos claros de la senda, trabaja y atesorarás más luz en el camino.
En los instantes oscuros, trabaja y disolverás cualquier sombra, descubriendo la senda que el Señor te dió para trillar.
Todo lo que el hombre posee de útil y bello, grande y sublime, se debe al trabajo, con el que se le engrandece la presencia en el mundo.
Haya, pues, lo que hubiere, se amplíen los obstáculos, se agiganten los problemas, se intensifiquen las luchas o se agraven las pruebas, trabaja siempre en el bien de todos, porque, trabajando en la mies del Bien, puedes conservar la certeza de que Dios te sustentará.
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